¿Qué reivindica el campo europeo?

Las movilizaciones que estos últimos días estamos viviendo en España son históricas y no las recuerdan ni los mas viejos del lugar. ¿Qué reivindica el campo europeo? La radiografía que revela la demanda de cada país en la crisis de la agricultura en este artículo de periódico de internet El economista.

La última semana ha estado marcada por las fuertes protestas de agricultores europeos, los cuales han visto amenazado su sector por la pérdida de rentabilidad de sus campos, invernaderos y rebaños. Y es que, a ojos de los afectados, a los altos costes de producir, se suman las medidas medioambientales «burocráticas» de Bruselas que llegan para «perjudicarlos» y el surgimiento de nuevos actores en el mercado que están provocando una «competencia desleal». Así surge una reivindicación colectiva y homogénea en los campos del continente, aunque cada país que se ha sumado a esta causa, tienes demandas e intereses particulares dentro de la crisis agrícola.

Para el agricultor europeo cada vez cuesta más producir. Los altos costes asociados a la espiral inflacionista como consecuencia de la Guerra de Ucrania, la crisis energética y la propia sequía, están dejando sin rentabilidad a los campos de la región. Un panorama que empeora para el sector cuando se les recortan las subvenciones y cuando entran en juego medidas estrictas de la UE para una producción «respetuosa» con el medioambiente de la mano del ‘Pacto Verde Europeo’, pero con altas consecuencias, como el surgimiento de la «competencia desleal» de países terceros y la introducción de sus alimentos a los mercados locales. Lo que se traduce en importaciones extranjeras «baratas».

En la cronología de los acontecimientos, los primeros en levantar la voz fueron los agricultores polacos en 2023. Sin embargo, las protestas tomaron fuerza estas últimas semanas por los franceses, quienes llegaron hasta París en reivindicación por la «competencia desleal» como eje de las manifestaciones. Así fueron causando un efecto dominó en la región, al punto de poner en pie de guerra, entre otros, a Polonia, Alemania, Bélgica, Rumanía y España.

Aunque estos países comparten de forma homogénea las amenazas señaladas anteriormente, existen aspectos particulares que han desencadenado su levantamiento formando parte del eco de la coyuntura europea y la crisis agrícola. Para ello, surge la necesidad de hacer una radiografía por cada uno de estos rincones para entender las distintas casuísticas que afectan a los agricultores y su participación en esta protesta regional.

Como radiografía general, en 11 países de la UE, los precios pagados a los agricultores cayeron más de un 10% entre 2022 y 2023, revela un informe de Político. Sólo Grecia y Chipre vieron un aumento correspondiente en los ingresos por ventas de sus agricultores, ayudados por un aumento en la demanda de aceite de oliva.

Polonia, la precursora del movimiento

A finales de 2023, los primeros en levantar la voz fueron los agricultores polacos quienes se sumaron a la iniciativa de los transportistas polacos para bloquear el paso fronterizo entre territorio polaco y ucraniano en la localidad de Medyka. El objetivo de cerrar este paso era reclamar que el cereal ucraniano pueda transitar por Polonia, al estar bloqueado por Rusia, pero no venderse en el país a un precio inferior al de los productores polacos. Además, entre sus exigencias, el sector pedía aumentar los subsidios para el maíz y rebajar los impuestos para los productos agrícolas.

Un mes más tarde, el 24 de enero, en casi 40 lugares de Polonia, los agricultores volvieron a manifestarse contra la liberación del comercio con Ucrania, el propio Pacto Verde Europeo y las medidas de la Comisión Europea que restringen cada vez más la agricultura del país.

Francia, la mecha corta que levantó el movimiento

Uno de los principales puntos que reclaman los agricultores franceses refiere a la competencia internacional que consideran «desleal». Por ello, parte de sus protestan han afectado a camiones extranjeros, en su mayoría españoles, marroquíes o búlgaros. «Queremos competir con las mismas armas», manifestaban los agricultores cerca de Montélimar, una ciudad del sureste del país galo y recoge France 24. Al mismo tiempo, denuncian que las normas europeas medioambientales les «perjudican».

Toda una reivindicación que aparece en 140 puntos «no negociables» que fueron presentados por sindicatos del sector al nuevo primer ministro, Gabriel Attal, que van desde el pago inmediato de ayudas hasta la flexibilización de las restricciones medioambientales.

Por su parte, el Gobierno galo prometió una «exención fiscal al gasóleo agrícola, el compromiso de negociar en Bruselas una nueva derogación a la obligación de dejar un 4% de la tierra en barbecho y la aceleración de los pagos de la Política Agraria Común (PAC). Además, Gabriel Attal, se comprometió a que Francia no firmará el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, agrega el medio francés.

En este contexto de protestas, los agricultores franceses y las mismas autoridades políticas han criticado y puesto en duda la calidad nuestros productos como el caso de los tomates y todos los productos bio que llegan desde España.

En esta línea, la exministra francesa Ségolène Royale ha señalado que los tomates españoles son «incomestibles». A su vez, ha declarado en el medio BFMTV que los productos bio de nuestro país son «falsos bio» y que mezclarlos con los bio franceses «es una estafa».

Unas declaraciones, a las que respondió el propio Pedro Sánchez, y que toman peso si se considera que al menos un 40% de las frutas y verduras que se importan en el país galo son extranjeras, sobre todo de España e Italia por las reglas medioambientales que se les imponen, según ha señalado el propio primer ministro francés.

Alemania y el corte de las subvenciones para el gasóleo agrícola

En este escenario, los agricultores alemanes reivindican su lucha porque el gobierno alemán decidió en diciembre suprimir las subvenciones para el gasóleo agrícola y la exención del impuesto de circulación para la agricultura y la silvicultura.

Si bien las protestas de agricultores en Berlín sirvieron para anular el punto del impuesto de circulación, aún no han tenido un impacto en el punto del gasóleo agrícola, el cual su subvención se irá suprimiendo gradualmente hasta 2026.

Bélgica replica a Francia

Bélgica se ha visto inspirada en las movilizaciones de Francia. Los agricultores belgas, quienes protestan desde el pasado lunes 29 de enero, se presentaron este jueves con tractores cerca de la sede de la Eurocámara, en Bruselas. El sector agrícola belga se suma a las manifestaciones por los altos costes de la energía, los recortes a las ayudas del diésel y por los bajos precios a los que compran las cadenas de distribución, supermercados, el producto en origen.

Rumanía y la competencia de Ucrania

Los precios de los productos agrícolas en países como Hungría, Polonia y Rumania cayeron repentinamente, y los agricultores locales se quedaron sin poder vender sus cosechas. De esta forma, los agricultores rumanos y transportistas han estado reivindicando su lucha por el alto precio del diésel, de los seguros y las medidas de la UE, así como contra la competencia de Ucrania y la introducción de sus productos a bajo precio en el país.

España y el fin del acuerdo con Mercosur

Si bien pareciera que el campo español fue el último en sumarse al efecto dominó europeo, las organizaciones agrarias mayoritarias en España (Asaja, UPA y COAG) venían trabajando hace un tiempo en la pauta de demandas para el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

En esta línea, al secretario Luis Planas le han trasladado este viernes la necesidad de soluciones inmediatas para las demandas sobre la situación de la sequía, la situación arancelaria con Ucrania y simplificación de la PAC. A estas demandas, se suma el reclamo para paralizar las negociaciones sobre el acuerdo con Mercosur, una de las iniciativas que impulsó la Presidencia española de turno en la UE.

Cristian Gallegos

El Economista, 03/02/2024